¿Cómo saber si eres un papá/mamá controlador? y ¿Cómo dejar de serlo?
por Evelyn Mezquita
Con la crianza respetuosa cada vez más de moda, muchos individuos con tendencia controladora, han disfrazado su “policeo” y siguen encontrando maneras de ejercer control sobre sus hijos.
Uno de mis principios fundamentales como coach para padres es que:
“Somos padres, desde los individuos que somos”.
Nuestra dimensión «padres» no es independiente de nuestro mundo como «individuos». Somos un mismo ente. Así que si una de nuestras características como individuos es ser controladores, eso se reflejará inevitable y muy especialmente en nuestro rol de padres.
Los padres controladores repiten con frecuencia la expresión “Es que quiero que aprenda a hacerlo bien” o “Le enseño por su bien”, cuando alguien les critica o confronta con su búsqueda de controlar la forma en que sus hijos actúan, piensan o… son.
Aún de manera sutil y hasta amorosa —cubriendo cualquier rastro evidente de dominio y batiendo la bandera del respeto— manipulan la visión y pensamiento de sus hijos “convenciéndolos” de lo que los padres consideran “mejor”; establecen rígidos mecanismos de regulación de acuerdo a las preferencias paternales (seguro habrás escuchado esa idea de que el suéter, es lo que las mamás le ponen a los hijos cuando ellas tienen frío); limitan cualquier intento creativo si no se parece a la expectativa del adulto; e invalidan el pensamiento espontáneo de sus hijos, al indicarles “cómo es que se hace”… y todo esto, por supuesto, para que aprendan a hacerlo bien.
Bien… ¿desde qué criterio? ¿Bajo qué mirada los padres saben con certeza lo que es mejor o lo que que bueno PARA sus hijos?
¿Desde que creencias decretan algo como “bueno” o “malo”, si rara vez se han cuestionado su alineación con esas creencias, que seguramente heredaron sumisamente cuando niños?
¿Cómo saber sin ápice de duda, que la experiencia que nuestros hijos vienen a vivir en esta vida, está circunscrita a las expectativas que para ellos tenemos?
La arrogancia adulta nos ha llevado a creer que lo sabemos todo y nuestros hijos nada. Desde el sistema autocrático del que muchos padres operan generalmente ciegos de ello, se ha instalado una jerarquía que anula la opinión de los hijos.
Y así… comienza una larga historia de tapiado de la expresión del Alma.
Desde nuestra propia desconexión con nuestra Sabiduría Espiritual, asumimos que nuestros hijos —de cualquier edad— tampoco están conectados con ella.
Siempre digo que mientras no incluyamos la mirada de la Consciencia Espiritual en nuestra vida y en la crianza, seguiremos perpetuando historias ciegas, heredándoselas a las próximas generaciones.
¿Algunos ejemplos de actitudes controladoras “por el bien y el aprendizaje de los hijos”?
- Dibujar los arbolitos verdes y el sol amarillo… no púrpura y verde como el niño se siente inspirado.
- Ponerse los zapatos en el pie correspondiente… en lugar de darle la oportunidad que descubra por sí mismo que algo se siente “raro”.
- Dormir y comer… como si los niños no vinieran con la habilidad de hacerlo naturalmente, sólo que a ritmos inconvenientes para los padres.
- Las niñas vestidas de rosado y princesas, y los niños de azul con la camisa del equipo de béisbol favorito de papá.
- Fiestas de cumpleaños cada año más elaboradas y con entretenedores, como si los niños no supieran jugar creativamente sin que alguien los dirija.
- Control de las actividades, horarios, tareas y hasta el vestuario.
- Y a medida que crecen, se les empuja hacia deportes específicos, se cuestionan sus preferencias en cuanto a música, amigos, películas, comida y hasta los novios/novias.
Si a esto le sumamos que los padres tomamos decisiones por ellos como el colegio en el que estudian, el país en el que viven, el idioma que hablan, practicar o no una religión, etc. los niños terminan decidiendo libremente… apenas cuándo respiran y parpadean.
Cuando como padres controlamos, criamos individuos autómatas, diseñados para la obediencia ciega, grises, desconectados de su genialidad, creatividad, inspiración, emociones, deseos y necesidades. Cargados de rabia o frustración.
Cuando soltamos el deseo por controlar, abrimos el espacio para que surja la verdadera esencia del otro. Promovemos la genuina expresión del Ser que Realmente Es. Honramos su grandeza. Invitamos al infinito de posibilidades. Expandimos la Consciencia y nos convertimos en eco del universo.
Pero esa personalidad que surge, a veces nos resulta incómoda, nos confronta con nuestra incompetencia para manejarNOS ante ella, para saber qué decir, cómo apoyarles… así que lo que hacemos para no tener que lidiar con esas emociones contraídas y con nuestro miedo a no ser suficiente para apoyarles, la reprimimos y pretendemos, en nombre de la autoridad que nos dio concebirlos y parirlos, que los niños son arcilla a moldear a nuestro gusto. Pero…
¡Los niños ya vienen hechos! ¡Ya Son quienes Son!
Y lo que nos toca a los padres es acompañarlos en el camino de expresar su grandeza.
¿Qué hacer si te reconoces, sutil o frontalmente, controlador/a?
- VerTE. Estar atent@ a tus respuestas, decisiones, definiciones y no vivir en modo automático.
- ExplorarTE genuinamente para dar con el origen de tu necesidad de controlar. Esto es un apasionante viaje que requiere “trabajo/juego” consistente.
- Descubrir los miedos que se disparan ante la idea de dejar a tus hijos… ser ellos.
- Abrirle a tus hijos, deliberadamente, más espacios para que se expresen y hagan lo que resuena con ellos.
- Decidir en cada nuevo ahora, el estado de ser que realmente quieres experimentar: ¿confianza? ¿paz? ¿bienestar?
- Darte y darle a tus hijos más oportunidades para conectar a la intuición. En este post que escribí para Inspirulina tienes “4 Sencillas Ideas para Practicas la Intuición de tus Hijos y la Tuya”.
- Nútrete con lecturas, audios, videos o Programas que expandan tu consciencia y te ayuden a confiar más en la vida.
Te invito a revisar lo que junto a mi esposo, juntos como mensajeros de expansión de consciencia, ponemos a tu disposición en nuestro blog elPoderDeSer.com con mucho contenido en esa dirección.
Puedes encontrar el artículo original aquí.