El arte de hacer

Andrea García, educadora principal de Early Childhood

En la educación Waldorf el arte, la música y los trabajos manuales son herramientas esenciales que se utilizan como medio pedagógico. La actividad artística exige fantasía y creatividad, lo cual, al situar a los niños y jóvenes en contacto directo con formas, colores, sonidos y materiales, es un gran aporte en el desarrollo de la sensibilidad.


La presencia de estas disciplinas no busca formar artistas, sino más bien acompañar a los alumnos en las diferentes materias donde los profesores pueden despertar y transmitir, a través de distintas técnicas, todo lo que se enseña, de una manera artística e imaginativa. Las manualidades y la experimentación de la música, la acuarela, el dibujo, entre otros, permite desarrollar capacidades como la concentración y adquirir una comprensión más holística del trabajo pedagógico que se está realizando en las otras materias.


En la actualidad es de vital importancia extraer a los niños de la realidad bidimensional causada por el uso excesivo de tecnología y dispositivos electrónicos que impiden a la sociedad misma de todas las edades socializar de una manera proactiva y positiva con su entorno.


El arte de hacer no es más que sentirnos productivos creando, utilizando nuestra imaginación y diversos recursos naturales que nos permiten estar en contacto con nuestro propio yo, venciendo nuestras limitaciones y fortaleciendo las capacidades que poseemos.

Al trabajar con su creatividad entrenan el lado derecho del cerebro, que es el responsable de las emociones, la sensibilidad estética, la visión espacial y la abstracción. Con todo ello, aprenden a expresar sus emociones y a mostrar el mundo tal como lo perciben.

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